martes, 24 de julio de 2012

DESACUERDOS


Estaba una viejecita con su canario, y empieza éste a cantar y a cantar, cuando ella reacciona y le dice “¡Oye, no me hables en ese tono!”
Chiste popular con no mucha gracia.

El don de hablar es una de nuestras capacidades humanas, y como tal, sólo la notamos cuando la perdemos ¿Te haz quedado afónico alguna vez?

Pero las redes sociales están plagadas de comentarios como: “no soporto a mi jefe ni a mis compañeros”, “estoy peleando otra vez con mi mamá”, “paso más tiempo discutiendo que conversando con mi pareja”.

El estar en desacuerdo con alguien no siempre significa que debamos romper la relación con esa persona; los árboles se empujan unos a otros con sus ramas a la vez que mantienen sus raíces firmes.

Hay personas que se cambian de vecindario, de trabajo o etc. porque donde estaban “había demasiados desacuerdos”, y ya cuando se ubican en su nuevo mundo, parece que los problemas se mudaran con ellos, y piensan “¿Acaso el problema era yo mismo?”; lo que realmente está ocurriendo, es que donde sea que haya personas habrá problemas, es parte de nuestra naturaleza y es mejor aceptarnos como somos.

Cuando nos enojamos decimos que perdemos el control; el control de las palabras que decimos, el control de nuestro tono de voz; con frecuencia llegamos al punto más crítico que es repetir gritando una y otra vez las mismas palabras, preparando el terreno a la violencia física.

Los filósofos del siglo XIX pensaron que una discusión no tenía porqué destruir una idea, ya que el discurso es la materia prima de su ciencia, no podían terminar siempre destruyéndose unos a otros; así que crearon lo que llamaban “Tríada Dialéctica”, o sea, alguien presentaba una idea y le llamaban Tesis; luego en el futuro alguien presentaba otra idea que reñía con la primera, a ésta nueva la llamaban Antítesis; entonces al razonar ambas ideas iba surgiendo un nuevo pensamiento, a ésta idea mestiza la llamaban Síntesis ¿Qué tal si practicáramos esto en la vida diaria?

Hay personas muy delicadas de tratar, en mi país decimos “hay que tratarlos con pinzas”; puede ser nuestro jefe, nuestra suegra, o nuestra pareja; el mejor consejo que me han dado al respecto, es: “Si en una fiesta alguien dice algo con lo que no estás de acuerdo, puedes permanecer en silencio o cambiar de plática, porque el objetivo de la fiesta es pasarla bien; en una sesión de negocios es otra cosa”.

¿Cómo no discutir cuando conversemos con nuestros padres o abuelos? Pues lleguemos con el entendimiento de que ellos son de una generación distinta; que la edad reduce su audición y su vista; que su memoria es su tesoro, por lo tanto les gusta volver a contar las mismas anécdotas. Si ellos soportaron que “no estuviéramos a su nivel” cuando tuvieron que cuidarnos de bebes, soportemos nosotros su segunda infancia, además el objetivo de visitarlos es pasar tiempo de calidad con ellos, no atormentarlos ¿O acaso eres un buitre que espera por la herencia? 

Pulgares opuestos y el don del habla son las herramientas básicas que han forjado a la humanidad según dicen los antropólogos; utilicémoslos bien, no nos arranquemos los pulgares ni destruyamos nuestra capacidad de conversar, después de todo, el objetivo de nuestra vida es ser felices.

Pásenla bien, Atte. El Saul.

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